REFLEXIONES

¡LECTOR! es bendecido en medio del general; sí, corrupción universal de nuestra pobre naturaleza caída, para contemplar, incluso en algunos casos aquí y allá, de la soberanía de la gracia del Señor. Y cuando escuchemos el clamor que sale del corazón, ven y volvamos al Señor, bien podemos exclamar: ¡Qué ha hecho Dios! Porque seguramente nada menos que un poder Todopoderoso podría efectuar el cambio; y solo la gracia del Señor lo logra.

Pero es a ti, oh bendito Jesús, como causa gloriosa y eficiente, el gran acontecimiento en cada caso debe ser atribuido. Es de tus salidas como la mañana, cuando saliste para la salvación de tu pueblo, la misericordia auspiciosa debe ser rastreada. ¡Señor! ¡ayúdame a contemplarte, bajo este querido personaje! Sea mi misericordia, noche y mañana, contemplarte en este punto de vista encantador y lleno de gracia.

Por la dirección de tu Espíritu Santo, guiando mi alma a través de las páginas sagradas de tu palabra, te veo salir como la mañana, sí, como una mañana sin nubes, en el concilio de paz entre las personas de la Deidad, cuando tú te enderezaste, al llamado de Jehová, como cabeza gloriosa y fiador de tu pueblo. Te veo también entrando con el primer amanecer de la revelación, como la simiente de la Mujer para herir la cabeza de la Serpiente.

Trazo el tema maravilloso, todo apuntando a ti, en cada sacrificio, tipo y sombra de la ley, durante toda la dispensación judía; hasta que por fin, en el cumplimiento de los tiempos, saliste como la mañana, en la manifestación abierta de ti mismo; en sustancia de nuestra carne! ¡Granizo! ¡Tú, glorioso, misericordioso, gran Libertador de un mundo perdido! ¿Y no vienes ahora, incluso ahora, como la mañana, cuando al corazón de cada creyente individual, después de la larga noche del pecado, y la oscuridad y la ignorancia, de un estado caído, te manifiestas a ellos en un camino de conversión, de otra manera que tú al mundo? Bendito Jesús, ¿no haces cada renovada muestra de amor de tus visitas, como la mañana al volver fresca, para revivir, consolar, ayudar, mantener y fortalecer a tus redimidos? en el oscuro estado de su actual peregrinación? ¡Oh! precioso, precioso Jesús! Continúa y aumenta esas dulces visitas, mañana tras mañana, y sé tú como la lluvia, tanto la lluvia tardía como la temprana, sobre la tierra. ¡Sí, Señor! ven sobre mi corazón seco y estéril como lluvia de bendiciones. Amén.

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