Y tendrás suficiente leche de cabra para tu comida, para la comida de tu casa, la familia y los sirvientes, y para el sustento de tus doncellas, las esclavas que siempre se encontraban en los grandes establecimientos. La prosperidad es una bendición del Señor, pero eso no excluye la diligencia y el cuidado de cada persona, porque la oración y la laboriosidad deben ir de la mano.

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