Dije en mi prisa, en su temblor y terror, resultado de su profundo abatimiento: Todos los hombres son mentirosos. Abandonado por los hombres, descuidado miserablemente por aquellos de quienes esperaba ayuda en sus problemas, ha aprendido a poner toda su confianza en Dios solamente, a depender de Él en medio de todas las calamidades.

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