Que tus tiernas misericordias vengan a mí, no pudiendo el creyente, por su propia razón y fuerza, venir a ellas o ganarlas, para que yo pueda vivir, porque la misericordia de Dios es la fuente de toda vida verdadera en el hombre; porque tu ley es mi delicia, la palabra de misericordia de Dios lo sostiene. Por eso el salmista ahora le pide a Dios que frustre los planes de los enemigos.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad