El sol no te golpeará de día, su calor abrasador produce enfermedad o incluso la muerte, ni la luna de noche, porque en el caso de muchas personas, y en varios países, el efecto de los rayos de la luna sobre la cabeza descubierta es similar a la de la luz directa del sol. Las influencias nocivas que proceden del sol y la luna son representativas de todos los peligros de día y de noche, contra todos los cuales el ojo siempre atento de Dios protege.

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