Examíname, oh Señor, y pruébame, haciendo una investigación cuidadosa; prueba mis riendas y mi corazón, como un ensayador busca oro en el mineral. Está dispuesto a someterse al examen más minucioso, tanto para demostrar su inocencia como para que se purgue la escoria de cualquier autoengaño, ya sea que se encuentre en las pasiones inferiores o en los afectos superiores.

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