Porque él, toda persona en el mundo, incluido aquél a quien los hombres tratan de redimir con sus propias obras, como en el sinsentido supererogatorio de los papistas, ve que los sabios mueren, los llamados ciudadanos sólidos del Estado están sujetos a la muerte, Asimismo, el necio y el brutal en quien el animal desea ocupan el primer lugar, perecen y dejan su riqueza a otros. Qué tontería, entonces, que el rico se imagine a sí mismo inmortal debido a la riqueza con la que impresiona a los demás.

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