Vuélveme el gozo de tu salvación, porque ese es el colmo de la felicidad del creyente, si el Señor se vuelve a él en gracia y me sostiene con tu espíritu libre, más bien, el espíritu de buena voluntad me sostendrá, es decir, en el renovación de toda su vida, obrando en él la verdadera santificación.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad