ni por la pestilencia que anda en tinieblas, la destrucción amenazada por las diversas tentaciones que asaltan a los creyentes, ni por la destrucción, la plaga severa, que asola al mediodía, principalmente por las amenazas de los enemigos del Señor en el mundo. Contra todos estos peligros, los fieles están seguros en la protección de su Dios y Padre celestial.

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