Ésta es la ciudad gozosa, donde se oían sin cesar gritos de júbilo, que habitaba descuidadamente, en perfecta seguridad, que decía en su corazón, con orgullosa confianza en sí misma: Yo soy, y no hay nadie fuera de mí. ¿Cómo se ha convertido en una desolación, un lugar desierto, un lugar para que se acuesten las bestias, una guarida para los animales del desierto? Todo el que pase junto a ella silbará y meneará la cabeza, asombrado y complacido por el derrocamiento de la orgullosa ciudad. Es una descripción gráfica de la manera en que el Señor llevó a cabo sus juicios sobre sus enemigos.

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