REFLEXIONES

¡LECTOR! ¡Contemple el aspecto diferente que nos presenta esta escritura, y deténgase en la vista! Que no pidamos, y pidamos con temblor, al escuchar esos terribles juicios de Dios; si los justos con dificultad se salvan; si no pueden salvarse sino con una justicia mejor que la suya propia; ¿Dónde aparecerán los impíos y los pecadores? A menudo he pensado que es un misterio que hombres de ninguna religión puedan vivir tan seguros y morir tan tranquilos, con juicios tan temblorosos sobre sus cabezas.

No tienen ninguna promesa a la que huir; ningún consuelo terrenal seguro para ellos; y sin embargo vivir a pesar de todo. La ira del Señor; las alarmas de sus propias conciencias; la perspectiva de la muerte; las alarmas de la eternidad; éstos son siempre como espectros a su vista cuando surgen problemas, y los persiguen día y noche. ¿Cómo es que viven en tal estado? ¿Cómo es que mueren en tal estado?

Mire por otro lado al pueblo de Dios; el Señor puede ser el apoyo y llevarlos a través de todo. Pueden venir aflicciones; vendrán aflicciones; pero Jesús viene con ellos y en ellos; y la conciencia de un interés en Él, y la redención en su sangre, suaviza todo mal y quita el aguijón del dolor, sí, la muerte misma. ¡Lector! asegúrese de que tengamos este interés en Jesús, y luego estemos preparados para cada evento. Aunque Gaza sea abandonada y Askelon se convierta en una desolación, aunque la tierra se mueva y las montañas se arrojen al mar, Cristo es nuestra esperanza y fortaleza, una ayuda muy presente en los problemas.

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