Y dije, el profeta aquí repentinamente interviniendo en su anhelo de terminar la obra de purificación, Que pongan una hermosa mitra sobre su cabeza, para darle la certeza suprema de que el sacerdocio fue restaurado, que el nombre de Jehová fue una vez más sobre la turbante del sumo sacerdote. Entonces le pusieron una hermosa mitra sobre la cabeza y lo vistieron con mantos. Y el ángel del Señor estaba allí, habiéndose levantado de su silla de juez para ver que la oración de Zacarías se cumpliera en todos sus detalles.

Así Josué, el representante del pueblo, particularmente de su carácter sacerdotal, fue restaurado a la dignidad plena de los días antiguos, y así el pueblo fue igualmente restaurado a su posición como pueblo del Señor. Pero todo esto fue significativo también para el futuro.

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