De los formalistas, el profeta se volvió hacia aquellos que habían perdido todo sentido de lo espiritual y lo moral, y eran indiferentes, aquellos que estaban "a gusto en Sión" y "seguros en las montañas de Samaria". líderes, "los hombres notables del jefe de la nación". Sión y Samaria eran las sedes de los reinos de Israel y Judá. Aquí los gobernantes vivían en el lujo y abandonados al animalismo, habiendo perdido toda conciencia de su relación con Jehová , con sus consecuentes exigencias sobre la vida y la conducta, parecería que habían renunciado a toda referencia al "Día del Señor", descuidando y probablemente sin creer en él.

Sobre eso, el profeta declaró la venida de los rápidos y terribles juicios de Jehová.

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