Otra prueba de su fe vino a la gente por la falta de agua. En vista del hecho de que se les había proporcionado pan y carne, parecería que hubieran aprendido lo suficiente para poder esperar pacientemente a Dios. Sin embargo, no fue así. Es un hecho sorprendente e importante que una oscuridad presente hará que los hombres olviden la luz clara del pasado y que el peligro inminente nos deje inconscientes de la liberación anterior.

Aquí aparece nuevamente la paciencia divina, porque Jehová no pronunció palabra de reproche, pero a pesar de su impaciente incredulidad les proporcionó agua de la roca. Nuevamente, en circunstancias imposibles, todas las cosas se ven posibles donde Dios está.

La marcha del pueblo derribó sobre ellos al ejército de Amalec. Para los israelitas esta fue una nueva experiencia. En su primer movimiento Dios los condujo de tal manera que evitaran la posibilidad de guerra ( Éxodo 13:17 ). Ahora estaban involucrados en la guerra. Se obtuvo una victoria perfecta sobre Amalek y en esta primera batalla se revelaron los principios de su conflicto.

Josué llevó a los hombres a un conflicto real, mientras Moisés, con la ayuda de Aarón y Hur, oraba. Fue una combinación de lucha y fe, la manifestación de lealtad al deber combinada con la dependencia de Dios. Así les llegó una nueva revelación de Dios que Moisés expresó al levantar un altar al que llamó Jehouah-Nissi, que significa "Jehová, nuestro estandarte".

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