La carga de Tiro comienza con una descripción gráfica de su desolación. Sus puertos están cerrados. Sus fronteras están desoladas. El mar, que había sido su calzada, está abandonado, y Egipto, su aliado, se asusta con el informe. Entonces se contempla la desolación y la pregunta: "¿Quién ha propuesto esto contra Tiro?" es respondido. Esta desolación es el acto de Jehová.

En vista de este hecho, se describe nuevamente el derrocamiento total. El profeta luego declara definitivamente que durante setenta años se olvidará a Tiro. Después de setenta años, Jehová la visitará y la restaurará a una posición de influencia. No hay indicios de que Tiro se haya vuelto en ningún momento a Dios. Según esta profecía, cuando sea restaurada, ella seguirá prostituyéndose con los reyes de la tierra. Su restauración debe estar de alguna manera en la economía de Dios, al servicio de su propio pueblo. No se pretende nada más que esto.

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