Este juicio el profeta ahora describió. Un enemigo feroz e implacable, actuando bajo la palabra de Jehová, se describe como subiendo contra Jerusalén. El profeta declaró que la ciudad sería tomada y describió la minuciosidad del juicio bajo la figura de espigar. Todas las edades se verían afectadas y toda la tierra y la ciudad se verían afectadas.

Nuevamente declaró que la razón de este juicio era la completa corrupción del pueblo, su falso sentido de seguridad y su total falta de vergüenza. Apeló al pasado para que testificara, pero no asistieron. Apeló directamente al presente y ellos no quisieron escuchar. Por tanto, la sentencia era inevitable. Volviendo a lo que ya había dicho, volvió a anunciar la llegada del enemigo del norte y el sufrimiento de la gente que lo seguiría.

Este mensaje concluyó con un relato de la palabra que Jehová dijo al profeta para fortalecerlo. Su posición entre la gente era como "una torre", o, como dice el margen, "un trier", es decir, uno que los probaba, o "* una fortaleza". Su ministerio sería infructuoso, porque la gente estaba rebeldes graves, y se declara que el veredicto final es que los hombres los llamarían plata de desecho porque Jehová los había rechazado.

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