En respuesta a Job, el siguiente de sus amigos, Bildad, retomó la discusión. Hay mayor franqueza en su discurso que en el de Elifaz. En comparación, carece de cortesía, pero gana fuerza. No hizo referencia al ataque de Job a sus amigos, pero procedió a hacer una declaración de la justicia de Dios desde dos puntos de vista. Primero protestó contra la idea que parecía promover la queja de Job, que los tratos de Dios son siempre injustos con los justos (1-7).

Sería mejor para él reconocer que sus hijos habían muerto a causa de su pecado y él mismo se volvió a Dios. Luego afirmó que aquellos que olvidan a Dios no pueden florecer más que el mh sin fango, o la bandera sin agua. Los caminos de los que olvidan a Dios se describen con gran fuerza (8-19). A continuación, se resumen las dos cosas (20):

Dios no desechará al hombre perfecto, ni sostendrá a los malhechores.

A esto le sigue una expresión de esperanza con respecto a Job. Aquí nuevamente tenemos el mismo pensamiento general que apareció en el discurso de Elifaz, a saber, que Dios es justo, y prospera al justo y castiga el mal. No se hizo ningún cargo directo contra Job. Se le dejó hacer su propia deducción y aplicación.

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