Al ver al Maestro en oración, sus discípulos se sintieron inspirados por el deseo de orar y pidieron que se les enseñara. Les respondió con una declaración cuádruple. Primero, les dio un modelo. Luego reveló el carácter de Dios al contrastarlo con el del juez injusto. Luego les dio la franquicia de la oración con las palabras: "Pregunten, busquen, llamen"; y finalmente reveló el fundamento de la confianza tal como existía en la Paternidad de Dios.

Su expulsión de un demonio provocó críticas por parte de algunos, a lo que él respondió: "Si también Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo permanecerá su reino?" añadiendo la tremenda declaración: "El que no está conmigo, contra mí es; y el que no está conmigo, desparrama".

A esto le siguieron las denuncias de nuestro Señor de la época. Habló de ella como una generación que busca una señal, y así probando su ceguera, de los gobernantes como puntillosamente particulares en asuntos insignificantes mientras descuidan el juicio y el amor de Dios, de los abogados como cargas ceremoniales vinculantes sobre el pueblo que no harían - no levantarse. Así, la ceguera de la gente se remonta a la ceguera y la obstinación de los líderes y maestros. En todas las declaraciones públicas de nuestro Señor hay mucho que revela esta misma cosa, y debería hacer que todos aquellos que son llamados a posiciones de liderazgo se den cuenta de sus grandes responsabilidades.

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