En cualquier intento de analizar y tabular la enseñanza en esta segunda división del Libro, debe recordarse que las declaraciones proféticas no pueden tratarse como actas textuales. Como aparecen aquí, son más bien la recopilación de las notas o las ideas principales de un largo período de predicación. Estas notas se dividen en tres ciclos distintos, la contaminación y su causa, la contaminación y su castigo y el amor de Jehová.

Al tratar con la contaminación y su causa, el profeta primero prefirió una acusación general contra la nación. Israel fue convocado para asistir y escuchar la palabra del Señor, porque tenía una controversia con el pueblo. Se les acusó de carecer de verdad, misericordia y conocimiento de Dios, lo que resultó en la propagación de todo tipo de maldad. El resultado se vio en la tierra de duelo, la gente que languidecía y la pérdida del dominio del hombre sobre la naturaleza.

A continuación, el profeta declaró la causa del pecado y describió más cuidadosamente los resultados. La causa fue la contaminación de los sacerdotes. Sacerdote y profeta tropezaron, y el pueblo fue destruido por falta de conocimiento. A medida que los sacerdotes se multiplicaron, pecaron, y su gloria se convirtió en vergüenza. El resultado fue la contaminación de la gente. El ejemplo de los sacerdotes surgió en la incomprensión. El profeta declaró que Dios no castigaría por la menor ofensa de la prostitución física, sino por el atropello más terrible de adulterio espiritual que había detrás de ella. A este respecto, aconsejó a Judá que tomara en cuenta el terrible ejemplo de Israel.

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