Entonces me dijo: “La iniquidad de la casa de Israel y Judá es muy grande, y la tierra está llena de sangre, y la ciudad está llena de injusticia ('flexión' de la justicia). Porque dicen: "Yahweh ha abandonado la tierra, y Yahweh no ve". '

Estos hombres que quedaron en Jerusalén y sus alrededores habían visto los juicios anteriores de Dios y el llevarse la crema del pueblo, primero de Israel y luego de Judá. Pero no se habían dado cuenta. En lugar de arrepentirse y volverse a Dios, habían aumentado su pecaminosidad. En lugar de reconocer que había hecho lo que siempre había prometido, lo habían interpretado en el sentido de que Dios había abandonado la tierra y la gente que la habitaba.

Que Dios ya no notó su comportamiento. Así, en lugar de mejorar, se habían vuelto peores. El asesinato estaba muy extendido. La verdadera justicia era inalcanzable. Podría tener razón. Sólo había una cosa que hacer. Empiece por los que en el exilio aprendieron a ser humildes y a buscar a Dios. Y por eso estaba Ezequiel aquí.

Note de paso que Dios vio a los habitantes de Jerusalén y sus alrededores como representando de hecho a todo Israel, 'la casa de Israel y Judá'. Para Él no había 'tribus perdidas'.

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