Y Jesús, respondiéndoles, les dijo: “¿No habéis leído ni siquiera esto, lo que hizo David, cuando tuvo hambre, él y los que estaban con él? ¿Cómo entró en la casa de Dios, y tomó y comió los panes de la proposición, y dio también a los que estaban con él lo que no es lícito comer, excepto a los sacerdotes solamente? '

Jesús respondió de un pasaje muy conocido acerca de David. Allí, David y sus compañeros habían persuadido al Sumo Sacerdote del día para que le permitiera a él y a sus hombres tener el viejo pan de la proposición que se había tomado de la Mesa de los Panes de la Proposición en el Tabernáculo cuando, como era la costumbre, fue reemplazado. Esto era sagrado y solo lo podían comer los sacerdotes. Pero David había alegado circunstancias especiales y que sus hombres estaban en estado de consagración, y se le había permitido.

Nadie ahora criticaba a David por esto porque se lo consideraba ungido de Dios. El punto de Jesús fue que como el Mayor que David como 'el Hijo del Hombre', tenía el mismo derecho. Lo que David podía hacer legalmente por sí mismo y sus hombres, podía hacerlo legalmente por sí mismo y sus hombres. Podía interpretar la Ley a su favor.

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