La falsa adulación de los soldados (27: 27-31).

Habiendo sido sentenciado y entregado a la crucifixión, Jesús ahora se convirtió en un juego limpio. No era frecuente que los soldados tuvieran un pretendiente real con el que pudieran hacer lo que quisieran. Así que reunieron a sus compañeros de armas, le arrancaron la ropa, le pusieron un manto escarlata y una corona de espinas, le pusieron una caña en la mano derecha y luego se burlaron de él como "un rey". Luego, cuando se cansaron de su locura, tomaron de nuevo el manto, lo vistieron con su propia ropa (que pronto le quitarían cuando ya no la necesitara), y tomaron la caña que había sido su cetro. 'y lo golpeó en la cabeza con él.

Estas fueron las últimas acciones del mundo hacia el Rey de Reyes, antes de que lo enviaran de regreso a Dios. Pero posiblemente se considere significativo que le permitieran retener Su corona. En la providencia de Dios se dejó allí como último recordatorio de Dios para aquellos que creyeran.

Análisis de Mateo 27:27 .

a Entonces los soldados del gobernador llevaron a Jesús al pretorio y reunieron con él a toda la banda ( Mateo 27:27 ).

b Y lo desnudaron y le pusieron un manto escarlata ( Mateo 27:28 ).

c Y trenzaron una corona de espinas y se la pusieron en la cabeza, y una caña en su mano derecha ( Mateo 27:29 a).

d Y se arrodillaron ante él y se burlaron de él, diciendo: ¡Salve, Rey de los judíos! ( Mateo 27:29 b).

c Y le escupieron, tomaron la caña y le golpearon en la cabeza ( Mateo 27:30 ).

b Y cuando se hubieron burlado de Él, le quitaron el manto y le pusieron sus propias ropas ( Mateo 27:31 a).

a Y lo llevaron para crucificarlo ( Mateo 27:31 b).

Tenga en cuenta que en 'a' llevan a Jesús al Pretorio (para prepararse para Su crucifixión), y en el paralelo lo llevan fuera para ser crucificado. En 'b' lo desnudan y le ponen una túnica escarlata, y en paralelo le quitan la túnica escarlata y lo vuelven a vestir (nótese el pequeño quiasmo). En 'c' trenzan una corona de espinas y se la ponen en su cabeza y ponen una caña en su mano derecha, y en el paralelo le escupen, le quitan la caña de la mano y lo golpean en la cabeza (nota de nuevo el pequeño quiasmo). En el centro de 'd' le rinden falso honor, y sin saber cuán justos son, y cómo sus palabras resonarán a través de los siglos, se burlan de Él con el grito: "Salve, rey de los judíos".

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