Job 15:11

Dios tiene un lado diferente de sí mismo para mostrarnos a cada uno de nosotros. Para el joven, Él es el Creador de grandes tareas, el Dios que pide grandes sacrificios y otorga gloriosas recompensas. No le dices nada al joven sobre el Dios de reparación, el Dios de consolación, el Dios que toma la vida rota en Sus manos y la repara, nada de ese Dios todavía. Llegará el momento de eso. ¿Y hay algo más conmovedor y patético en la historia del hombre que ver cómo absolutamente, sin excepción, los hombres y mujeres que parten sólo con la necesidad de tareas, de deberes, de algo que pueda llamar sus poderes, de la sonrisa de Dios estimulándolos y alentándolos ¿cómo llegan todos, uno a uno, ciertamente hasta el lugar en la vida donde necesitan consuelo?

I. Dios es el Consolador de los hombres por el hecho mismo de Su existencia. Es porque Dios es el que invita al hombre a estar en paz. Aunque vivamos vidas insignificantes y necias, el conocimiento de que hay grandeza y sabiduría, el conocimiento de que existe Dios, es un consuelo mucho mayor y más constante para nosotros de lo que creemos.

II. Pero, ¿qué viene después? La simpatía de este mismo Dios, cuya existencia ya es real para nosotros. Se nos da a conocer, no solo que Él es, sino que Él se preocupa por nosotros. A través de la simpatía de Dios conocemos a Dios de manera más intensa y cercana, y así todos los consuelos del ser de Dios se vuelven más reales para nosotros.

III. Dios tiene sus grandes verdades, sus ideas que trae a los corazones que desea consolar. ¿Cuáles son esas verdades? Educación, espiritualidad e inmortalidad parecen ser la suma de todos ellos. Estas ideas son las claves de todos los misterios de la vida y de las puertas de entrada al consuelo.

IV. Dios mismo viene y muestra Su presencia y Su poder al obrar el milagro de la regeneración en el alma que ha clamado por Él. Ese es el consuelo consumado. Todo conduce a eso.

Phillips Brooks, Sermones, pág. 98.

Referencias: Job 15 S. Cox, Expositor, primera serie, vol. vii., pág. 1; Ibíd., Comentario sobre Job, pág. 185. Job 16:2 . R. Glover, Homiletic Magazine, vol. x., pág. 167. Job 16:22 .

EJ Hardy, Débil pero persiguiendo, pág. 138. Job 16-17 S. Cox, Expositor, primera serie, vol. vii., pág. 100; Ibíd., Comentario sobre Job, pág. 197. Job 17:1 . Revista homilética, vol. VIP. 70. Job 17:3 . Expositor, tercera serie, vol. iv., pág. 426. Job 17:6 . Ibíd., Pág. 427.

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