Oseas 7:8

Hay algo en el carácter de algunos hombres que se asemeja a un pan quemado: un pastel que se deja demasiado tiempo con un lado expuesto al fuego hasta que se ha prendido y se ha chamuscado, mientras que el otro lado sigue siendo mera masa.

El carácter descrito es fácilmente legible. Es aquello en lo que hay demasiado y demasiado poco. Cada parte de la mente y la vida los principios, los afectos, el temperamento y el espíritu; los motivos y la conducta, los sentimientos hacia Dios y los sentimientos hacia el hombre deben ser iguales e igualmente influenciados por la presencia del Espíritu Santo en el interior. El bizcocho está mezclado imperfectamente, fermentado imperfectamente o horneado imperfectamente si no es así.

Es la falta de esta unidad, esta coherencia y consistencia de las partes, esta combinación y armonía de todos los elementos en un todo, lo que hace que las palabras sean verdaderas para cualquier carácter humano: "Efraín es una torta que no se voltea".

I. Está, en primer lugar, el caso al que parece apuntar el contexto; una inconsistencia que surge de demasiada mezcla voluntaria con el mundo.

II. O también, existe el caso aún más triste, si es posible, de alguien que está atado y atado por la cadena de algún mal hábito.

III. Cuán aplicable es la descripción del texto a algunos personajes a los que difícilmente podemos negar el título de religiosos; algunos que, quizás, se arrogan con más confianza ese título. Cuántas veces hemos visto en tales personas celo sin ternura; energía sin reposo; afán por lo que consideran verdades, sin caridad para con aquellos a quienes cuentan en el error.

IV. Y si es aplicable hasta ahora a los hombres cristianos, ¿qué diremos de la relación del tema con personas que aún no han dado un paso decisivo hacia el servicio de Cristo? En muchos de ellos la conciencia está en desacuerdo con la práctica, la convicción con la conducta. Nunca serás realmente feliz hasta que tu vida sea una. La unidad es felicidad y la unidad es fuerza. Si ves que el Señor es Dios, síguelo; síguelo a dondequiera que vaya.

CJ Vaughan, Lecciones de vida y piedad, p. sesenta y cinco.

Referencias: Oseas 7:8 . Spurgeon, Morning, by Morning, pág. 175; J. Baines, Sermons, pág. 100.

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