Salmo 119:9

I. La Biblia hace mucho en su enseñanza sobre los caminos de los hombres. Y nada es más sencillo que contemplar una variedad tan grande de formas como tipos de hombres. “¿Con qué limpiará el joven su camino?” De ninguna manera, no el camino de otro, no el camino del anciano, no el camino del hombre en la mediana edad, sino su propio camino: el camino del joven. Tu camino es un camino de esperanza. Tu rostro está hacia el futuro. Tienes todas las posibilidades todavía por delante. Cada paso, por lo tanto, es solemne, es de importancia eterna, puede ser un paso hacia la bienaventuranza o un paso hacia la aflicción.

II. Intente, a continuación, comprender qué se entiende por "limpiar el camino". Es la limpieza que es parte de la vida de Dios que se pretende. Dios es de ojos más puros que para mirar el pecado. El temor del Señor es limpio, duradero para siempre. Es la limpieza, que es también la santidad de Dios, la limpieza del pecado, del mal, de la astucia, de la falta de sinceridad. Y la pregunta, leída a la luz de esta explicación, significa: "¿Con qué llevará un joven una vida santa, como la vida del Dios santo? ¿Con qué hará su camino por el camino de un santo?"

III. La respuesta a esta pregunta es: "Oyendo según la palabra de Dios": tomando la palabra de Dios como luz, guía y director del camino; considerando tus pasos a la luz de esa palabra; tomando esa palabra como la carta, el piloto y la hélice de su camino. (1) Se ha dado un gran paso práctico cuando ve que, hasta cierto punto, es mayordomo de Dios sobre su propia vida y carácter.

(2) Se da otro gran paso cuando se ve que hay un contraste entre la luz de la palabra de Dios y la vida sobre la que cae. (3) El siguiente paso te coloca cara a cara con la gran elección sometida a cada alma que sigue la palabra de Dios: la elección entre la vida que estás llevando y la vida que expresa esa luz.

A. Macleod, Días del cielo sobre la tierra, pág. 229.

Referencias: Salmo 119:9 . AP Peabody, Christian World Pulpit, vol. xii., pág. 198; HW Beecher, Ibíd., Vol. xxix., pág. 315; G. Brooks, Outlines of Sermons, pág. 196; F. Tholuck, Horas de devoción, pág. 519. Salmo 119:9 .

H. Allon, Christian World Pulpit, vol. xxvii., pág. 40. Salmo 119:9 . HW Beecher, Ibíd., Vol. xxiv., pág. 90.

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