Salmo 90:9

Ninguna parte de las Escrituras antiguas es menos obsoleta que este Salmo. Es una imagen fiel a la naturaleza. La vida humana, vista en general, no se ha convertido desde entonces en una escena de alegría y triunfo. El texto parece expresar tanto un hecho necesario como una censura. El rápido consumo de nuestros años, su rápida desaparición, es inevitable. Pero también pueden gastarse de manera trivial, con un propósito poco valioso, que completaría la desconsolada reflexión sobre ellos con la adición de culpa y censura.

I. La instrucción proporcionada por todos nuestros años ha sido de poca utilidad si no nos damos cuenta de un hecho claro: lo que fue expresado en la frase de nuestro Señor, "Sin mí nada podéis hacer"; en otras palabras, que es sólo por medio de Dios que podemos intentar eficazmente cualquiera de las cosas más importantes, porque tenemos una naturaleza que no se adapta a ellas, les repugna, se rebela contra ellas. Por lo tanto, si durante el año pasado fallamos en el punto esencial de implorar al Espíritu Divino para animarnos, bien podríamos fallar en el resto.

II. Los sentimientos de agradecimiento deben estar entre los primeros en surgir en la meditación de cada uno sobre el año pasado. Si no tenemos una estimación y un sentimiento correctos de las misericordias pasadas de Dios, ¿cómo vamos a recibir las presentes y futuras con un sentimiento correcto? Para el futuro deber querremos tener motivos. Piense, si toda la fuerza que debería ser motivo pudiera extraerse, en forma de gratitud, de las misericordias de Dios de un año y, por así decirlo, converger hasta cierto punto, ¡qué motivo tan potente sería! Tenemos que mirar hacia atrás al año para recolectar esta fuerza.

III. Otra consideración es que nuestro último año se ha sumado a una cuenta irrevocable. Ha pasado al registro del cielo, a la memoria de Dios.

IV. Nuestro año ha sido paralelo al de las personas que más nobles han hecho de él. ¿Por qué el día, la semana, el mes tenían menos valor en nuestras manos que en las de ellos?

V. Otra reflexión puede ser sobre nuestra experiencia posterior de la vida terrenal y el mundo. Lo hemos visto, probado, juzgado, por lo tanto, mucho más tiempo. Nuestro interés en él se reduce a una amplitud mucho menor. Al principio mantuvimos la vida por cada año de toda la asignación; pero cada año retirado corta ese lazo, como el corte en sucesión de cada una de las raíces extendidas de un árbol. Debe haber en espíritu y sentimiento un grado de desapego en proporción.

VI. El año transcurrido puede advertirnos del extraño engaño, el sigilo del vuelo del tiempo. Cada período y porción de tiempo debe iniciarse implorando enfáticamente a nuestro Dios que nos salve de gastarlo en vano.

J. Foster, Conferencias, primera serie, pág. 292.

Referencias: Salmo 90:9 . Preacher's Monthly, vol. VIP. 354; A. Raleigh, Desde el amanecer hasta el día perfecto, pág. 379; RDB Rawnsley, Sermones en iglesias rurales, primera serie, p. 299.

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