COMUNIÓN EN EL HORNO

"Y la forma del cuarto es semejante al Hijo de Dios".

Daniel 3:25

I. ¡Qué saludo tan inesperado debe haber sido este para los tres niños! —¡Qué alegre sorpresa! ¡Qué lugar tan maravilloso para encontrarnos y tener comunión con Jesús, en medio de un horno de fuego ardiendo, calentado siete veces más de lo que solía ser calentado! Parece más razonable que Él se una a los dos discípulos en su caminata nocturna a Emaús, pero ¿quién podría soñar que Él se revelaría aquí? Sadrac, Mesac y Abednego, aunque expuestos a la ardiente ira del rey de Babilonia, no vacilaron ante la fidelidad de Dios, sino que, con una fuerza invencible de fe, se aferraron a la liberación antes de que llegara, diciendo: 'Nuestro Dios nos librará. de tu mano, oh rey! Sin embargo, me pregunto si, en medio de toda su inquebrantable confianza, anticiparon un tiempo de comunión como el que el Dios al que servían los estaba preparando.

Fueron expulsados ​​del trono de Nabucodonosor y expulsados ​​de la sociedad de los hombres, pero fue solo para entrar en la presencia del Señor y tener relaciones sexuales con el Rey de reyes. Me parece que deben haber estado muy apesadumbrados al escuchar el mandato real: "Salid y venid acá"; sin embargo, no pidieron una preservación milagrosa cuando ya no la necesitaban, sino que salieron renovados del horno, con sus ataduras solo consumidas, para servir al Maestro que habían visto con nueva presteza en los altos deberes de su puesto.

II. ¡Santos afligidos! tres lecciones se encuentran aquí sobre la superficie para usted ; y muchos otros serán desenterrados si trabajas en la mina, porque la veta de mineral es rica: pero estos tres son manifiestos. (1) Declare sin vacilar su liberación final: glorifica a Dios, avergüenza a Satanás, fortalece a sus hermanos y se alegra a sí mismo. (2) Anímese con el ejemplo de los tres niños a buscar manifestaciones especiales de la presencia de Cristo en la aflicción.

Aboga por la promesa que cumplieron. Busque a Jesús y lo encontrará. (3) Cuando Él elimine la prueba, con alegría llévate a los deberes activos de la vida. No te enamores tanto de la comunión en el horno como para quedarte holgazaneando cuando Él te llama. Su Presencia ciega estará contigo todavía; y aunque en el mundo tengas tribulación, aún en él tendrás paz.

Obispo EH Bickersteth.

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