Números 30:15 . Él llevará su iniquidad. El pentateuco samaritano y la Septuaginta dicen: Entonces “él cargará con su iniquidad”, lo que transmite la idea justa de que al anular el voto, se echó la culpa a sí mismo.

REFLEXIONES.

Esta revelación sobre los votos está dirigida a los jefes de las tribus, para que desde allí sea transmitida a los jefes de familia: y es una rama esencial del ministerio familiarizar a los amos y a los padres con las diversas ramas de su deber. Llenos de afanes y trabajos, tienen menos tiempo para estudiar y, en consecuencia, no están en una situación adecuada para comprender y desempeñar los diversos deberes religiosos de su posición. De ahí que a menudo necesiten la ayuda de la instrucción divina.

Los votos aquí se entienden en una escala inferior a los mencionados en Levítico 27 .; y meramente respetar las pequeñas oblaciones, la abstinencia de ciertas carnes o la realización de alguna devoción particular; todo bueno en su tipo, o al menos bien intencionado.

Una hija o esposa antes de hacer votos de esta manera, debe considerar su situación relativa. La devoción que se propone rendir a Dios no debe interferir demasiado con la deferencia y los deberes que le debe a su padre o su marido. Un pacto no debe reemplazar a otro. En consecuencia, Dios aceptará de un niño un deber adicional en la religión, pero con el consentimiento y la aprobación de los padres; y seguramente este es un argumento considerable a favor de la obediencia filial, e igualmente a favor de la deferencia de la esposa hacia su esposo.

Una vez que se hace un voto, es un juramento del alma, por el cual está obligada a realizar los propósitos que se han pronunciado ante el Señor. Y de la manera fiel y sagrada en que el Señor cumple sus promesas al hombre, aprendemos cuán sagrada es la manera en que él espera que le paguemos nuestros votos. El que jura en falso a su Dios, cargará con su iniquidad. Pero aunque una hija no puede realizar ninguna devoción adicional de este tipo sin el consentimiento de su padre, ni una esposa sin la aprobación de su esposo; sin embargo, la ley no se relaciona con los deberes de la oración, la alabanza y la devoción ordinaria.

Todo niño, al llegar al conocimiento del bien y del mal, está obligado a ser religioso, ya sea que los padres lo consientan o no: así es con la esposa en lo que respecta a un esposo carnal. Ningún hombre tiene el derecho de reemplazar la palabra de Dios y obligar a la esposa o al hijo a cumplir con las vanidades pecaminosas de la época. La mujer está obligada a cumplir con todos los deberes de la vida conyugal para con su marido; pero está ligada por lazos superiores y más duraderos a ser una fiel seguidora de Dios; y los que son más fieles al Señor, se encuentran en el asunto por haber cumplido sus deberes relativos con los principios más puros y nobles.

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