Los asuntos del rey requerían prisa.

¡Prisa! ¡Prisa!

1. Siempre estamos llamados a trabajar como si tuviéramos un solo día para trabajar.

2. Tal impetuosidad no tiene por qué implicar descuido.

3. Las cosas más deliberadas deben hacerse con la más intensa seriedad, y la más intensa seriedad es nunca dejarse privar de la ventaja y utilidad de la más alta dignidad espiritual.

Cuando el negocio del rey se relaciona con la salvación de las almas, ¿quién se atreve a decir que hay un momento que perder?

4. En todas las cosas escuchemos la voz del Salvador que dice: "Lo que haces, hazlo pronto". ( J. Parker, DD )

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