No lo envíe vacío.

La superstición del mono de la verdadera devoción

Estos sacerdotes supersticiosos pueden aconsejarles que no envíen el arca de Dios vacía, sino que la den como ofrenda por el pecado. No habían vivido tan lejos del humo de los altares judíos, pero sabían que Dios estaba acostumbrado a múltiples oblaciones. Ningún israelita podría haber dicho mejor; la superstición es el simio de la verdadera devoción, y si muchas veces no mira a la base de ambas, es difícil, por los actos externos, distinguirlas.

La naturaleza misma nos enseña que Dios ama la mano llena. El que ha sido tan generoso con nosotros como para darnos a todos espera que le devolvamos alguna ofrenda. Si le presentamos nada más que nuestros pecados, ¿cómo podemos esperar ser aceptados? Los sacrificios bajo el Evangelio son espirituales; con ellos debemos llegar a la presencia de Dios si deseamos llevarnos la remisión y el favor. ( Obispo Hall. )

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