Juzga, te ruego, entre mí y mi viña

El viñedo infructuoso

I. La forma en que el escritor inspirado es guiado para plantear la pregunta en el texto parece llevarnos a UNA DE NOSOTROS DEBILIDADES MÁS SUTILES DE LA NATURALEZA HUMANA, me refiero al poder que poseen los hombres de percibir la verdad general sin al mismo tiempo percibiendo su particular relación con ellos mismos. A menudo, y con frecuencia, todos inconscientemente estamos juzgando entre Dios y Su viña, y no lo sabemos. No hay ninguna denuncia general de la Biblia que no cuente con nuestro pleno asentimiento; pero con demasiada frecuencia somos incapaces de ver que nosotros mismos caemos bajo sus términos. Y este es uno de los peligros que conlleva escuchar la predicación.

II. La porción de la Escritura bajo consideración tiene UNA REFERENCIA MÁS DIRECTA A NUESTRO PROPIO PROBACIÓN.

1. Como miembros de la Iglesia.

2. Como almas individuales. ( W. Alexander. )

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