La multitud de camellos te cubrirá

Naciones comerciales y tribus nómadas que ayudan a la Iglesia

Las naciones que se dedican al comercio traen sus productos a la Iglesia; la tribu de Madián, descendiente de Abraham y Keturah ( Génesis 25:2 ), y de la cual los Ephaen formaron una rama, que habitaba en la costa este del Golfo Elanítico en la ciudad de Madyan, a cinco días de viaje al sur de Aria ( según los geógrafos árabes), vienen en caravanas tan numerosas y tan largas que el país alrededor de Jerusalén está lleno de camellos.

Todos estos, Madianitas y Ephaens, proceden de Saba, de la que Viral dice, solis est turea virga Sabaeis, y que, según Estrabón, era un país poblado de abundantes recursos, que producía mirra, incienso y canela. Allí (es decir, en Yemen), donde se encuentran especias, piedras preciosas y oro, han traído oro e incienso; y estos valiosos regalos los traen ahora a Jerusalén, no como tributo involuntario, sino con una alegre proclamación de las gloriosas obras y atributos de Jehová, el Dios de Israel.

A medida que vienen las naciones comerciantes, también lo hacen las tribus nómadas: Cedar, es decir, los cedarenos, armados con arcos ( Isaías 21:17 ), y habitando asentamientos infortificados ( Isaías 42:11 ) en el desierto entre Babilonia y Siria; y Nebaioth (también de origen ismaelita, según Génesis 25:23 ), una tribu nómada que, aunque todavía sin importancia durante la monarquía israelita, surgió en el siglo I a. C.

C. a la eminencia como nación civilizada, cuyo territorio se extendía desde el golfo Elanítico hasta el país que se extiende al este del Jordán, a través de Belka y hasta Hauran, pues las inscripciones monumentales que han dejado van desde Egipto hasta Babilonia, pasando por Arabia. Petrcea es el lugar principal donde se encuentran. Los cedarenos conducen sus rebaños de ganado pequeño, cuando se recogen, a Jerusalén, y los carneros de los naboteos, traídos por esta nación, se colocan al servicio de la Iglesia, y ascienden, por gusto, al altar de Jehová. ( F. Delitzsch, DD )

Dromedarios

Camellos debidamente jóvenes. La palabra no aparece en ningún otro lugar del Antiguo Testamento; entre los árabes denota, según algunos de los lexicógrafos nativos, un camello de menos de nueve años. ( Prof. J. Skinner, DD )

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