Como un perro vuelve a su vómito, así el necio vuelve a su necedad.

Se reanudó el curso acostumbrado

¿Has levantado alguna vez tu pequeña presa al otro lado del arroyo y piensas en secar el lecho de abajo? ¿Has cumplido tu obra y has estado observando un rato tu éxito? ¿Has visto el agua de arriba profundizarse y ensancharse, y cobrar fuerza, y por fin, impaciente por la contención, atravesar tu barrera que cede y reanudar su curso acostumbrado? Pero si hubieras podido convertir el arroyo en otro canal, hubieras triunfado y el lecho anterior se hubiera dejado seco.

De modo que quizás hayas intentado encerrar tu voluntad pecaminosa con la barrera de las buenas resoluciones. Por un tiempo has parecido ganar tu punto, y el pecado estaba parado. ¡Pobre de mí! has descubierto que ganó fuerza con la moderación; En poco tiempo la inclinación ha estallado en todas tus resoluciones bien formadas y se ha precipitado más impetuosamente que nunca hacia el objeto prohibido. No; la voluntad y los afectos deben tomar otro rumbo: hacia Dios y el cielo, y las cosas espirituales; y entonces dejarán de fluir a través de las vanidades tentadoras de este mundo perverso.

“Esto digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfaceréis los Gálatas 5:16 de la carne” ( Gálatas 5:16 .) ( HG Salter. )

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