Todos los que se cargan con ella serán cortados en pedazos

Pecado de auto-castigo

En este pasaje hay un principio por el cual el gobernador del mundo castiga a los hombres malvados.

Ese principio es este, en la reacción de sus esfuerzos por dañar a otros para lastimarlos a sí mismos. Jerusalén se convertiría en confusión y destrucción para los hombres que buscaran su ruina.

1. Jerusalén se convertiría en una "copa de temblor" o "embriaguez".

2. Jerusalén se convertiría para ellos en una "piedra pesada".

La idea es que, en sus esfuerzos por dañar a Jerusalén, se aplastarían a sí mismos.

I. Está bien atestiguado. Está atestiguado por la conciencia de cada hombre. Todo hombre que intenta herir a otro siente, tarde o temprano, que se ha herido a sí mismo. Hay un retroceso y un arrepentimiento. En verdad, la pasión maligna en sí misma es su propio castigo. En toda emoción maligna hay desdicha.

2. Está atestiguado por la historia universal. La conducta de los hermanos de José y de Amán puede citarse como ilustraciones; pero la conducta de los judíos hacia el Mesías es un ejemplo para todos los tiempos, muy poderoso e impresionante.

II. Es manifiestamente justo. ¿Qué hombre así castigado puede quejarse de la justicia de sus sufrimientos? Debe sentir, y sentir profundamente, que se lo ha merecido todo, e incluso más de lo que soporta.

III. Es esencialmente benéfico. Sirve--

1. Proteger a los hombres de las heridas ajenas.

2. Para contener las airadas pasiones de los hombres. ( Homilista. )

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