Y David dijo a Saúl: ¿Por qué oyes palabras de hombres, que dicen: He aquí, David busca tu mal?

Ver. 9. ¿Por qué oyes las palabras de los hombres?] El narrador no es menos defectuoso que el narrador; porque como éste lleva al diablo en su lengua, así lo hace el otro en su oído. David no culpa tanto a Saúl como a sus sapos, pero demuestra que ambos eran culpables.

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