Vinieron, pues, y llamaron al portero de la ciudad; y ellos les contaron, diciendo: Llegamos al campamento de los sirios, y he aquí, no había allí nadie, ni voz de hombre, sino caballos atados y asnos atados, y las tiendas como estaban.

Ver. 10. Y he aquí, no había ningún hombre allí. ] Dios se había deshecho de ellos por completo para bien de su pueblo; tampoco tenían intención de volver a sus tiendas de campaña, Dios continuaba con el sonido que al principio había enviado entre ellos. Así que los alemanes se asustaron y enviaron a casa con una pulga en la oreja en bello Hussitico, en la guerra que hicieron contra el pueblo de Dios en Bohemia.

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