Y sepultaron los huesos de Saúl y de su hijo Jonatán en la tierra de Benjamín, en Zela, en el sepulcro de su padre Cis; y cumplieron todo lo que el rey había mandado. Y después de eso, Dios fue rogado por la tierra.

Ver. 14. Y después de eso, Dios suplicó por la tierra. ] Tan agradable a Dios es la debida ejecución de la justicia, que por ella se expía la iniquidad de los impíos, como castigo temporal.

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