Y los tres valientes atravesaron el ejército de los filisteos, y sacaron agua del pozo de Belén que estaba junto a la puerta, y la tomaron y se la llevaron a David; pero él no quiso beber de ella, sino que la derramó sobre el SEÑOR.

Ver. 16. Sin embargo, no quiso beber de él. Considerándolo demasiado caro para él, lo derramó al Señor, por respeto religioso; y esto marcó una diferencia entre este acto de David y el hecho por Alejandro Magno y Julio César. a Finibus, non officiis, a vitiis discernuntur virtutes, dice Agustín, propter Te, Domine.

a Curt., lib. vii.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad