Y salió del trono una voz que decía: Alabad a nuestro Dios todos sus siervos, y los que le teméis, pequeños y grandes.

Ver. 5. Y salió una voz ] Esta es la voz del Cordero, su voz todo vivificante, que despertará y resucitará a los judíos muertos y dedolentos; tirando poderosamente el velo de sus corazones duros, que sin embargo fueron algo conmovidos y apaciguados por los aleluyas anteriores, de modo que ahora todos los siervos de Dios, pequeños y grandes, judíos y gentiles, lo alabarán con un consentimiento.

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