Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras.

Ver. 13. Y el mar ] Los que perecen en las aguas, y aquellos cuyas cenizas fueron esparcidas sobre las aguas, como las de Juan Huss; a quien, después de quemarlo, golpearon su corazón con sus varas y arrojaron sus cenizas al río. Pero hay una sustancia de los cuerpos de los santos preservada, por una influencia secreta de Cristo su Cabeza; y su polvo es precioso.

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