También tus pañuelos rasgaré, y libraré a mi pueblo de tu mano, y no estarán más en tu mano para ser cazados; y sabréis que yo soy el SEÑOR.

Ver. 21. Y no estarán más en tu mano. ] El propio pueblo de Dios puede estar, por un tiempo, en manos de seductores, y atrapado en sus redes, arrastrado por sus opiniones falsas; pero Dios finalmente librará a su pueblo de sus manos.

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