Y el SEÑOR dijo a Jacob: Vuélvete a la tierra de tus padres y a tu parentela; y estaré contigo.

Ver. 3. Vuelve a la tierra de tus padres. ] El ceño fruncido de Labán fue una pena para Jacob; por tanto, el Señor le pide que mire hacia su hogar. Dejemos que las afrentas del mundo y el cambio de semblante de los hombres nos conduzcan hacia el que no cambia, y nos acordamos del cielo, donde hay una serenidad y dulzura perpetuas.

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