Y Rubén habló a su padre, diciendo: Mata a mis dos hijos, si no te lo traigo; entrégalo en mi mano, y te lo traeré de nuevo.

Ver. 37. Mata a mis dos hijos. ] Una oferta sencilla y pecaminosa. Reuben era el mayor, pero no el más sabio. La edad no es una medida justa de sabiduría. Sin embargo, de él podemos aprender, en el temor de nuestros padres, a ser fuertes y cordiales; en la angustia de nuestros hermanos, ser ansiosos y fervorosos.

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