Y fui a la profetisa; y ella concibió y dio a luz un hijo. Entonces el SEÑOR me dijo: Ponle por nombre Mahershalalhashbaz.

Ver. 3. Y fui a la profetisa. ] Las esposas de los profetas fueron llamadas profetisas en la antigüedad; como a las esposas de los obispos, dice A Lapide el jesuita, también se les llamaba obispos, esposas de presbíteros, presbíteras, esposas de diáconos, diaconisas. Los jesuitas tienen todavía a sus jesuitas, como mayores a sus mayores, etc.

Maher-shalal-hash-baz, ] qd, Date prisa, regresa para un botín tan rico, para destrozar y arruinar estos dos reinos potentes y opulentos. Por la presente, Dios parece hablar del asirio, como lo hizo Cicerón una vez con su amigo, Si dormis, expergiscere: si stas, ingredere: si ingrederis, curre: si curtis, advola, etc. y al llamar a este niño por su nombre, se recordó la predicción y se confirmó la cosa.

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