Cíñete, pues, tus lomos, y levántate, y habla con ellos todo lo que yo te mando; no te atemorices delante de ellos, no sea que yo te confunda delante de ellos.

Ver. 17. Cíñete, pues, tus lomos, ] qd, es necesario decir que tienes una ardua tarea. Pero es difícil o no es difícil, hay que hacerlo, una o te deshace el arte. Acerca de ello, pues, y juega al hombre, arrancando tu mejor corazón, como decimos, y actuando con vigor. Estimula los dones de Dios que hay en ti y ejercita los talentos que te han encomendado. Verbi minister es: hoc age.

No te asustes ante sus caras, para que no.] Ne conteritor, ne te conteram. b No te asustes de ellos, no sea que yo te asuste peor, a tu verdad y ruina total. Excelente Bernardo, si no te trato fielmente, serás condenado, pero yo estaré condenado. Déjame sufrir cualquier cosa antes que ser culpable de un silencio pecaminoso, dijo ese heroico Lutero. Pero Melanchthon, su colega, era tan temeroso que Lutero estuvo dispuesto a reprenderlo muchas veces.

Y Calvino, en una epístola suya a John Sleidan, ruega a Dios que le dé un espíritu más noble, ne gravem ex eius timiditate iacturam sentiat posteritas, para que la posteridad no se arrepienta de su timidez. El mismo Calvino, en su último discurso a sus compañeros ministros en su lecho de muerte, dice lo siguiente: Cuando llegué por primera vez a esta ciudad (Ginebra), el evangelio ciertamente fue predicado aquí, pero las cosas estaban muy fuera de lugar, como si el cristianismo consistiera en totalmente en el derribo de imágenes, etc.

También hubo no pocos tipos malvados que me pusieron duro, poniéndose en mi contra al máximo. Pero el Señor nuestro buen Dios me fortaleció y fortaleció de tal manera que, naturalmente, soy temeroso y cobarde, que los resistí resueltamente y continué con la obra de reforma; sólo para su gloria sea dicho. c Melanchthon también admiró ese valor en Lutero que no pudo encontrar en sí mismo; porque además de muchos pasajes suyos en sus epístolas que tienden de esa manera, una vez cuando vio la imagen de Lutero, pronunció este versículo inmediatamente,

Fulminia erant linguae singulae verba tuae. "

a Perquam difficile est, sed ita lex iubet.

b Antanaclasis.

c Melc. Anuncio. en Vit. Calvin, pág. 106.

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