Pero desde que dejamos de quemar incienso a la reina del cielo y derramarle libaciones, nos faltó todo, y fuimos consumidos a espada y de hambre.

Ver. 18. Pero desde que hemos dejado de quemar incienso a la reina del cielo, hemos querido todas las cosas.] Esto era non causa pro causa. No muy diferente de esto fue el grave error de ciertos ministros luteranos, quienes no hace mucho, consultando en Hamburgo sobre las causas y la cura de las calamidades de Alemania, concluyeron que se debía a que sus imágenes en las iglesias no estaban lo suficientemente adornadas, por lo que procurarían hacerlo. a

a Burroughs en Hos., tom. ip 465.

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