Y tan pronto como oímos [estas cosas], nuestro corazón se desmayó, y no quedó más valor en nadie por causa de vosotros; porque el SEÑOR vuestro Dios, él [es] Dios arriba en los cielos y en la tierra. bajo.

Ver. 11. Para el Señor tu Dios, él es Dios. ] En cuanto a nuestros ídolos, son muy vanidades y no pueden librarnos. Los tirios, temiendo que su Apolo los abandonara en el momento en que Alejandro asediaba su ciudad, encadenaron y clavaron ese ídolo en un poste, para estar seguros de ello; pero no todo serviría.

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