Y muchas otras señales verdaderamente hizo Jesús en presencia de sus discípulos, que no están escritas en este libro:

Ver. 30. Y muchos otros signos, etc. ] Si Cicerón pudiera decir de Sócrates (cuyas palabras había registrado Platón), y pudiera pedir lo mismo de sus lectores, acerca de Lucio Craso, que imaginarían mucho más bueno de ellos de lo que encontraron escrito; ¡Cuánto más podría hacer lo mismo san Juan con respecto a Cristo!

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