El mundo no puede odiarte; pero a mí me aborrece, porque yo testifico de ello, que sus obras son malas.

Ver. 7. Pero a mí me odia, porque testifico ] Obsequium amicos, veritas odium parit, La Verdad engendra odio, como las hermosas ninfas son fingidas para dar a luz a los malvados faunos y sátiros. ¿An espera ut Quintilianus ametur? dijó el; ¿Puedes esperar que yo sea favorecido con mi trato sencillo? Quintiliano dice del emperador Vespasiano, que era patientissimus viri, un hombre sumamente paciente, que bien podría soportar que le contaran lo suyo.

Y de Gerson (ese gran canciller de París) se registra que no se regocijó tanto en nada como en una reprimenda rotunda de algún amigo fiel. Pero pocos de ellos se encuentran hoy en día. Praedieare iam nihil aliud est, quam totius orbis furorem in se derivare, dijo Lutero a partir de su propia experiencia diaria. "Odian al que reprende en la puerta". A los predicadores se les llama luces, que los ojos doloridos no pueden mirar sin ofender.

También se les llama sal, la que arroja sobre las heridas, les hace sufrir dolorosamente. De ahí el odio del mundo, como Zacarías 1:11 ; toda la tierra estaba en reposo y deseaba no ser perturbada por el sonido de una trompeta.

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