Y el sumo sacerdote entre sus hermanos, sobre cuya cabeza fue derramado el aceite de la unción, y que está consagrado para ponerse las vestiduras, no descubrirá su cabeza, ni rasgará sus vestidos;

Ver. 10. No descubrirá su cabeza. ] Así que ni el Mufti entre los turcos, ni el Papa de Roma descubre a nadie: pero este es su orgullo y majestuosidad.

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